Principios

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Nos adaptamos a cada momento, de cada proyecto, de cada Cliente, con las premisas fundamentales de buscar el “cómo sí”, no obstaculizar ninguna operación y prevenir riesgos.  

Queremos que los Clientes vuelvan a tener la tranquilidad y confianza de realizar consultas a sus abogados sin sentir la presión económica que los métodos de facturación actuales conllevan. Por eso, en lo que respecta al punto inevitable de los honorarios, hemos dejado de lado, en la medida en que no sea absolutamente necesario, la facturación por horas, lo que nos permite enfocarnos en los asuntos y dedicarles el tiempo que ameritan, sin permitir que las prisas y presiones artificiosas afecten la calidad de nuestro trabajo. 

Esto nos permite adentrarnos en los asuntos con un nivel de profundidad y detalle difícilmente igualable, y siempre con los tiempos de respuesta que dicte cada asunto. 

Estamos en una búsqueda constante del equilibrio entre un abogado transaccional especializado, y uno que vaya mucho más allá, involucrándose y entendiendo los negocios y las necesidades del Cliente, generando así relaciones de largo plazo por el nivel de involucramiento que tenemos en cada operación. 

Reconocer y asumirnos en un constante proceso de formación, nos ha permitido alcanzar un profundo conocimiento de la legislación, de las particularidades, bondades y deficiencias de las operaciones en las que participamos, así como, sobre todo, de las necesidades de nuestros Clientes. Entendemos cada asunto, operación o transacción como única y damos soluciones a la medida, ajustadas a los requerimientos e intereses de nuestros Clientes e, incluso, de sus contrapartes cuando las hay.  

Esto significa que no necesariamente nos guiamos por los estándares de mercado, si no que buscamos lo que cada Cliente necesita en cada momento.